3 de Julio de 2012...
El país está en llamas. Las redes sociales derraman el surtido más amplio de intenciones y emociones, en su gran mayoría expresando enojo, hartazgo, inconformidad e incluso el más profundo resentimiento. Las calles abarrotadas de protestas, desde las más legítimas hasta las más perversas. No habrá lugar para errores en la próxima transición, pues estamos finalmente al borde del precipicio.
El gobierno arrastra un lastre de poco menos de doscientos años en los que las malas decisiones han opacado a las buenas intenciones. A principios del Siglo XXI la Nueva España resplandecía ante el mundo como el puente entre Europa y Asia, las naos recorrían el Pacífico una y otra vez para regresar al puerto de Acapulco desbordando de riquezas exóticas. Las grandes haciendas mineras, azucareras, textiles, agrícolas y ganaderas elevaban el prestigio de este portentoso Virreinato. Pero el precio de construir semejante imperio sobre las espaldas azotadas de los negros, las manos llagadas de los orgullosos indígenas y los agujereados bolsillos de mestizos y criollos terminó por inclinar la balanza hacia el propósito de la Independencia.
Si bien es erróneo e ignorante considerar 1810 como inicio de todo aquello a lo que llamamos México, podría decirse que sí es el primer punto de quiebre para nuestra turbulenta historia política. Al establecerse oficialmente la Independencia de México en 1821 nuestro vecino del norte ya contaba con aproximadamente 40 años de experiencia como nación federalista. Todos sabemos que desde que existe una nación norteamericana existe la ambición de reclamar las Américas en nombre del Tío Sam. Así fue entonces que el embajador norteamericano trajo consigo los documentos necesarios para establecer en la novata soberanía mexicana la logia Yorkina, a la que pertenecieron los padres del Estado Norteamericano. La labor de la logia en México fue la venta de ideales de República que estaban desarrollándose en los Estados Unidos y que, por cuestiones de futura expansión, les convenía "compartir" con sus vecinos hispanoamericanos. La breve alianza entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero concluyó cuando dos poderosas fuerzas comenzaron a luchar por el corazón de México. Por un lado estaba la idea de la República Federal bajo el modelo de los Estados Unidos, sustentada por la logia Yorkina a la que para este entonces ya pertenecía y representaba Vicente Guerrero. En oposición estaba la idea que muchos criollos sostenían desde el Siglo XVI, en la que el Virreinato dejaba de depender políticamente de la Corona Española y se establecía como una Monarquía Democrática al estilo de Francia. Incluso se hizo la invitación al exiliado Rey español para que fuese la cabeza del Imperio Mexicano, su Majestad declinó y fue entonces que se proclamó al insurgente Agustín de Iturbide como monarca. Poco duró este sueño pues la presión de los federalistas evitó al nuevo rey asentar la clase noble necesaria para sustentar su corona. Al poco tiempo se celebraban las primeras elecciones presidenciales y legislativas de los Estados Unidos Mexicanos.
Hoy vemos más que nunca las consecuencias de la escueta labor que tuvieron a bien realizar nuestros antepasados al establecer en un antiguo Virreinato una República Federal. El problema no está en adoptar el modelo federal, sino en la transición. México estaba organizado como una monarquía, hubiera sido más sencillo -y más lógico- conservar la organización para comenzar a construir una nación más fuerte. Una monarquía democrática, como lo son hoy en día España e Inglaterra, permite que exista la democracia al establecerse un Parlamento y un Ministerio. Así, nuestro país hubiera evolucionado de manera más estable hacia los modelos contemporáneos de democracia y eventualmente convertirse en una República Federal cuya constitución se construyera sobre las bases de una historia coherente...
¿Vale la pena siquiera imaginarse todos los "hubieras" que esto implica?
Tal vez no. Pero es importante considerar la historia cuando buscamos soluciones a problemas de hoy, sobre todo cuando vemos levantarse a una institución política que se encargó de transformar a las pocas cosas buenas que nos pudo haber traído la revolución de 1910 en males que aún nos costarán por décadas. Es triste ver cómo el miedo y la incertidumbre que han sido además alimentadas por la inseguridad, la violencia y la pobreza crecientes, han obligado a nuestro país a sufrir la democracia en lugar de gozarla.
En los próximos días se impugnarán los resultados electorales, ya hemos visto cantidad de "pruebas" que se pueden interpretar como un fraude, ya estamos sufriendo de nuevo la toma de las calles de la capital y escuchamos los gritos de la sociedad inconforme y molesta... ¿Qué es lo que permitiremos que suceda si el tribunal electoral nombra a Enrique Peña Nieto presidente electo?
Acaso...
¿Marcharemos por las calles hasta que él o su partido declinen la presidencia en favor de Andres Manuel? ¿Marcharemos a las televisoras para reclamarles su responsabilidad en el resultado de las elecciones, o en el posible fraude? ¿Dejaremos que reporteros y staff de los medios sean abusados e incluso maltratados física y verbalmente cuando únicamente se dedican a hacer su trabajo? ¿Organizaremos un plantón que cause peores situaciones de tráfico, la quiebra de negocios y la pérdida de empleos?
...Ó...
¿Marcharemos por que el nuevo gobierno en realidad sea de todos y para todos y que el gabinete presidencial y la legislatura realmente reflejen los resultados obtenidos en las casillas? ¿Marcharemos por que se nos permita evaluar y auditar como fuerza ciudadana a los gobiernos, para que respondan por sus actos con transparencia y si no obligarlos a pagar las consecuencias conforme a lo que dicta la ley? ¿Marcharemos por tener la oportunidad, legítima a los ciudadanos, de privar de todo poder a gobernantes que no cumplan con sus obligaciones? ¿Promoveremos el recorte de la cámara de diputados a través de la eliminación de los plurinominales y la reducción de la cantidad de senadores a la mitad (2 por estado)? ¿Promoveremos la participación ciudadana y el desarrollo sustentable, entendiendo que es nuestra responsabilidad colectiva como mexicanos el que nuestro país realmente mejore?
Es muy fácil marchar cuando no tenemos trabajo que perder. Es muy fácil quejarse cuando podemos delegar toda la responsabilidad y simplemente criticar sin proponer. Es lo más sencillo y cómodo gritarle groserías a Televisa por su participación en las campañas electorales y al mismo tiempo seguir las telenovelas, los programas de concursos, los talk shows, etc... ¿Por qué hasta ahora le reclamamos a Televisa si a nuestros abuelos ya les daba atole con el dedo? ¿Por qué seguimos sufriendo de los pésimos servicios de Telmex y Telcel? ¿Por qué seguimos permitiendo que se despilfarre dinero en segundos pisos del periférico, pistas de hielo y conciertos gratuitos de Justin Bieber cuando la Ciudad de México es al mismo tiempo uno de los sitios con más lluvia y con menos agua potable?
Hay que reflexionar cuánto tiempo hemos estado rodeados de lo absurdo, y cuánto de esto ya forma parte de nosotros mismos... ¿Dónde está la frontera?
Espero que esta primera publicación pueda abrir puertas... Cualquiera que sea su opinión me encantaría leerla como comentario. ¡Gracias!
Xesús F.